Esta mañana me he levantado para encontrarme a Revilla, el presidente de Cantabria, cabreadísimo en Antena 3 por la que le han liado con los trenes esos. Reconozco que esta anestesia matutina mientras me tomo el café es todo lo que me da últimamente para seguir la actualidad de España (De la de Reino Unido, tampoco me preguntéis). De lo que he podido entender entre el minuto que he tardado en desconectar, y lo que me ha llegado por Twitter estos días, me queda lo siguiente.
- Se encargaron unos trenes nuevos para Asturias y Cantabria
- Estos trenes vienen con dos años de retraso porque alguien se dio cuenta de que, por un fallo en las medidas, se estaban diseñando unos trenes demasiado grandes para algunos de los túneles por los que tendrían que pasar.
- Ha dicho la ministra que no hay que preocuparse. Que sí, que van dos años tarde pero que aquí no va a haber sobrecostes porque el error se ha detectado en la fase de diseño y los trenes no se habían empezado a construir todavía.
Suponiendo que lo que dice la ministra sea verdad, la pregunta que me queda ahora es ¿cómo nos quedamos los que nos hacemos llamar “diseñadores” con esa última afirmación? Porque yo ahí lo que leo no es ya que el trabajo de diseño no valga nada, sino que es puro éter. Estos dos años se los ha llevado el viento. Nadie hizo los diseños erróneos ni nadie está haciendo los correctos. Alguien le dio al botón en el Figma de trenes y cuando despertó el tren todavía estaba ahí. A nadie hubo que ocupar y a nadie hubo que pagar. Suponiendo que la ministra diga la verdad, claro.
A ver, que yo soy el primero que prefiere pillar un error en diseño que en producción y lo único que he diseñado en mi vida son, básicamente, rectángulos de colores. Quiero decir, que si un error mío llega a producción, mañana se puede lanzar una actualización y aquí paz y después gloria. Por mucho que en producto digital nos guste compararnos con arquitectos, ingenieros civiles e industriales, la palabra “diseñar” en su caso tiene otro peso. Mientras nosotros podemos debatir si el pixel perfect merece la pena, ellos tienen que diseñar en toneladas de hormigón, metros de cimentación, puntos de soldadura y líneas de producción… perfect.
Cuando tengo el día exagerado, digo que si se diseñasen coches como diseñamos producto digital, abriríamos el vectorial del interior del coche, borraríamos el pedal del embrague y la palanca de cambios, prepararíamos una presentación hablando de ergonomía y de que sólo tenemos dos pies y el resto… pues que se encarguen los ingenieros de la solución técnica. Para la ministra supongo que esto ya sería muchísimo más de lo que ella se imagina que es “diseñar”.
¿Que hubiese sido gordísima si el error llega hasta la fase de fabricación? Totalmente de acuerdo. Pero qué buena oportunidad estamos dejando pasar para señalar el valor del diseño cuando una ministra puede despachar dos años de trabajo (no sabemos de cuántas personas) como algo sin coste porque se trataba de la fase de diseño.
También os digo que para cuando he salido de mi nube, Revilla ya estaba opinando de lo caro que está el pescado, así que supongo que tan preocupado no estaría ni por los trenes ni por esos diseñadores.